El primer Final Fantasy acaba de cumplir 35 años desde su lanzamiento en Japón, concretamente el 18 de diciembre de 1987.
Ya dediqué un texto al primer Final Fantasy, en mi reportaje especial a la saga. El cual se se quedó parado en su tercera entrega y tengo, casi la obligación, de retomar en alguna ocasión.
Ya sabéis lo que me gusta esta saga, mi favorita del género JRPG. Pero os voy a contar un poco mi primer contacto con ella.
Como la gran mayoría, conocí Final Fantasy con su séptima entrega. Fue el primer lanzamiento grande, fuera de Japón, uno de los que más éxito tuvo y el primero en hacer popular a la saga.
Es cierto que las primeras entregas de Final Fantasy, de Famicom y Super Nintendo, también tuvieron lanzamiento fuera de las tierra niponas, pero Final Fantasy VII fue a nivel mundial y con un lanzamiento sin parangón para la Squaresoft de entonces.
Desde ese ya lejano 1997, han ido llegando todos los juegos fuera del mercado Japonés. En un principio con unos meses de retraso, respecto a Japón, y ahora el mismo día para todos; como sucedió con Final Fantasy XV (mi favorito)
Pero como os comentaba, mi primer contacto con Final Fantasy VII fue en la versión de PC, en mi Pentium 133Mhz. Como os podéis imaginar, el juego no es que funcionara muy bien (creo que cumplía con los requisitos mínimos para jugarlo)
Mi primer PC tenía un núcleo de 133Mhz, un disco duro de 1,2Gb y 8Mb de RAM. En el que escribo este texto ahora mismo tiene cuatro núcleos a 2800Mhz, 1500Gb y 16.000Mb, para que os hagáis una idea los más jóvenes.
Como decía, el juego funcionaba regular tirando a mal, pero no me importaba. Estaba tan maravillado con el, que su rendimiento pasaba completamente a un segundo plano.
Más tarde, cuando llegó una PlayStation a mis manos, me hice con la versión de la consola de Sony. Y es donde pude disfrutarlo en todo su esplendor; había efectos en la consola que mi PC no podía soportar.
Pero mi nostalgia al recordar Final Fantasy VII me lleva siempre a mis horas y horas frente al PC, jugando a cámara lenta (prácticamente) y alucinando con la presentación en pantalla de los combates.
Lanzar las invocaciones era una locura, de no creérselo. Conseguir todas las materias y subirlas de nivel era mágico. La historia inteligible, por la traducción de mierda (que todos tenemos cariño) con que nos llegó a España.
Después fui jugando cada entrega según se fueron lanzando, no faltando nunca a la cita. Bueno Final Fantasy XII lo jugué un poco más tarde de su lanzamiento en realidad. No sé muy bien porqué, la verdad.
Y fui jugando a entregas anteriores a Final Fantasy VII en emuladores o versiones que se lanzaron más tarde, con arreglos y mejoras.
Mi favorito de toda la saga es Final Fantasy XV, por lo que me transmitió. Pero si tuviera que quedarme solo con tres de toda la saga serían: FFVII, FFIX y FFXV.
La próxima entrega, Final Fantasy XVI, llegará en junio del próximo año. Y aprovecho la ocasión y os pongo el último tráiler por aquí, que no lo había mostrado aún (¡Esa música por favor!)
Es justo el tiempo que tengo para ir ahorrando para una PlayStation 5, ya que el juego es una exclusiva temporal de la consola de Sony y yo tengo la necesidad de jugarlo desde su lanzamiento.
¿Llegaré a tiempo? Pues lo sabréis si seguís pasando por DDuJ.
¡Larga vida a Final Fantasy! La fantasía final que aún no ha llegado a su fin; ni llegará.
