Sleeping Dogs, el Hong Kong de las tríadas.

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A estas alturas del 2013 nos ponemos a hablar de un trabajo de Square Enix que vio la luz hace casi un año, en agosto de 2012: Sleeping Dogs. No es que juguemos muy lento, no. Es que el panorama español nos lleva a los jugones con un presupuesto más limitado a jugar con días, meses e incluso años de retraso desde la salida de nuestro ansiado videojuego.

Lo dicho, me dejo de cuentos chinos y voy al grano de arroz. Os cuento mi historia en Hong Kong.

Perros durmientes

Existe una relación especial entre Sleeping Dogs y un servidor; y es que, aunque deseaba probar las mecánicas de juego, engancharme a su jugabilidad y quedarme zombi con sus píxeles, lo que más me atraía era callejear por una ciudad tan lejana, tan allende los mares y tan repleta de caracteres chinos. Como me defiendo medianamente en chino, iba a jugar a la vez que aprendía, el combo videojueguil definitivo, cosa que no pasaba desde mi última conexión al Animus en Assassin’s Creed. Por eso, si veis alguna palabra en chino, la he puesto para que os metáis en la salsa.

Quién sabe, quizá os adentréis en el apasionante mundo del chino mandarín. Eso sí, apretaos los machos, porque si hacemos una comparación con el mundo del videojuego, el chino sería un videojuego bullet hell, un matamarcianos de dificultad extrema en el que mueres cientos de veces. Sin embargo, cuando captas la dinámica de juego, se convierte en algo muy gratificante y adictivo.

El prota

Nuestro personaje es Wei Shen, un policía de San Francisco que vuelve a Hong Kong (香港) con el propósito de desarticular una panda de chinos muy malotes, las tríadas. Es un donjuán empedernido y algo cabroncete si le tocas los nacasones; también muy sensible a lo que le rodea, de buen corazón y con predisposición natural hacia el bien. Lo malo es que este juego consigue transmitir la idea de que el bien y el mal, en ocasiones, pueden ser relativos.

Nuestro protagonista se deja poner cientos de trajes (entre ellos uno del maestro Bruce Lee, 李小龙), que aumentan el prestigio recibido en un bando u otro, el daño realizado, el sex-appeal… algo muy necesario para todas las citas que nuestro galán tendrá.

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Wei Shen rinde homenaje al maestro

Jugabilidad

Desde un principio partimos de un sandbox (coches, armas, libertad para explorar una gran ciudad), aderezado a base de mamporros, cubierto por objetos coleccionables dispersos por el mapa y aderezado con una serie de minijuegos para abrir puertas, colocar micros, desactivar cámaras…

La conducción es bastante fluida, aunque existe una dinámica para chocar con otros vehículos que aparenta muy ortopédica. Tenemos a nuestra disposición varias motos, decenas de coches y algunas embarcaciones, cantidad que se dispara si pasas por caja mediante los DLC de turno.

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Wei Shen y sus cochazos

También podremos tirarnos desde un coche en marcha a la vez que disparamos en tiempo bala sin hacernos un rasguño. Épico. Pero espera, hay más. Podremos lanzarnos de un coche a otro en marcha (en tiempo bala) y hacernos con el control del vehículo abordado. Nos llevan años de ventaja en epicidad.

También hay tiempo bala al saltar hacia delante desde una cobertura, el cual puede alargarse si aniquilas presto al enemigo. También puedes mear en tu aseo, pero ya sin tiempo bala. Y coger latas del frigo, y comprar comida por la calle; y pagar masajes con final feliz. Existe un sinfín de posibilidades para un secreta.

Cambiando de tiempo bala, quiero decir, de tema, la búsqueda de objetos coleccionables se hace fácil (se muestran en el minimapa) y amena, ya que puedes conseguir muchos dólares hongkoneses y ropa, así como jugosos logros.

Minijuegos

Como integrante de la policía secreta es tu derecho y deber repartir leña a los integrantes de las bandas rivales. El minijuego consiste en eliminar a varios enemigos en una zona, piratear una cámara cercana, ir a alguno de tus pisos francos, observar el área cual voyeur y detener al cabecilla.

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Wei espía en su propia casa

Estamos en Hong Kong, la capital de la República de China, que no la República Popular de China, o China a secas. Son cosas diferentes. La isla de Taiwán quiere ser un estado independiente, cosa que el gobierno de China no reconoce desde el continente. Taiwán mantiene el sistema de escritura tradicional china, mientras que China ha adoptado el sistema simplificado. Sin embargo, hay algo que tienen en común: la afición por desgañitarse en los karaokes (卡拉OK). Cómo no, Wei Shen deberá dar el cante en repetidas ocasiones a lo largo de su periplo.

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el rey de la pista

Asimismo, podremos gastarnos los cuartos jugando al póquer, apostar por nuestra gallinácea favorita en peleas de gallos, participar en carreras ilegales y ayudar a viandantes que encontremos por la calle.

Problemas

El juego tiene serios problemas de programación. Os cuento:

1. Me he visto salir volando por los aires desde una moto al chocar con otro vehículo. He vuelto a buscar la moto, esperando verla volcada y hecha cisco. Pero no. Seguía allí, en el mismo sitio del siniestro, de pie y sin un rasguño.

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la mala programación ha hecho mucho daño

2. Un hombre en estado bug intentaba huir sin éxito en moto. Aceleraba, se chocaba contra la pared, daba marcha atrás, volvía a estamparse… Al final explotó la moto y el pobre PNJ.

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el fatídico desenlace

3. He visto coches que iban a 100 kilómetros por hora parar en seco y a un PNJ flotar en el aire sobre cajas con su cabeza atravesando la pared.

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un PNJ flota sin cabeza sobre una caja

4. Un hombre apretando las tuercas de una moto invisible… Luego me hizo un favor y me arregló la rodilla.

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5. Me he pegado demasiado a la pared con un coche y éste se ha fusionado con los ladrillos. Dejó de moverse.

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la simbiosis perfecta

6. Algún que otro fallo de localización.

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fallo leve de localización

7. Pocas armas, excesivo uso del tiempo bala y un largo y divertido etcétera.

Aspectos positivos

1. Una gran libertad para hacer lo que quieras.

2. Una buena cantidad de misiones, tanto principales como secundarias.

3. Diálogos en cantonés, un toque especial que no suele verse en juegos triple A.

4. Muchos carteles en chino tradicional, algunos simpáticos como el de «yo arreglo coches», en un taller.

5. La ambientación, la ciudad, el diseño de los personajes, las emisoras de radio (en especial la de Roadrunner Records).

6. Posibilidad de expandir la experiencia de juego mediante los muchos DLC disponibles.

Conclusión

Sello de calidad DDuJSi buscas un sandbox al estilo oriental, Sleeping Dogs es lo que estabas buscando. Quizá los bugs emborronen la experiencia, pero, si le das una oportunidad, te va a enganchar. Tendrás que elegir entre ser el poli bueno o el poli malo, entre vender tu alma o mantener tus principios, entre eliminar a tus enemigos en tiempo bala o a guantazo limpio. Duras decisiones te esperan, aprendiz. Por último, respeta a tu maestro (师傅) o será el primero en golpearte.

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