Me sorprende la cantidad de gente que últimamente sube fotos de su Dreamcast a cualquier red social, vacilando de tenerla o afirmando en tweets o mensajes «Es mi consola favorita» o cualquier tipo de alusión a ella llena de elogios. Sobre todo porque estas personas se han guiado por el fanatismo que existe hoy en día hacia la 128 Bits de SEGA, máquina que en su momento no quiso nadie, ni las desarrolladoras, circunstancia que ha logrado hacer de Dreamcast la consola «gafapasta» del momento.
Todos sabemos porque la gente compraba Dreamcast en su día, el motivo era, casi en su totalidad, el «Alce molón» en forma de CD para piratear cualquier juego, sin tener que instalar ningún chip adicional o desmontar la consola. Porque lo que es juegos no vendía muchos, quizás no lo necesario, y en las tiendas el espacio que tenía reservado la Dreamcast para su catálogo cada día era más reducido. Yo mismo vi como cada vez me costaba más poder encontrar juegos de Dreamcast y como los espacios en las tiendas eran sustituidos por cada vez más juegos de Ps2, consola que había nacido para arrasar, aunque por aquel entonces nadie lo intuía.
Después llegaron las ofertas de juegos a 0,60€ en tiendas como Mediamarkt u otro tipo de oferta, de esas que ha día de hoy, y gracias a la especulación, es casi imposible encontrar en ningún sitio. No digo que vendas un juego a 0,60€, pero no a precio de oro, como cuestan algunos. Siempre hablo desde el punto de vista de cómo se vivió la consola en España, quizás en otros territorios fue diferente. Pero esta liquidación es lógica, cuando una consola está agonizando, que es lo que le ocurrió a Dreamcast.
Ahora nadie habla mal de Dreamcast, cuando en su momento fue repudiada y valorada por muy pocos. Aún recuerdo el día que fui a comprarla al Centro Mail – por aquel entonces se llamaba así el GAME – y las caras sorprendidas de la gente que hacía cola, al no saber, casi, qué era lo que estaba comprando por 40.000 Pts. + 8.990 Pts. del Soul Calibur. Ni yo mismo sabía lo que está comprando en ese momento, no tenía ni idea de lo que iba a ver cuando llegara casa y tan solo me había guiado por unos cuantos vídeos que había visto, de varios juegos, que acompañaban en forma de cinta VHS a algunas revistas de por aquel entonces. Lo que vi me entró por los ojos, está claro, y eso me invitó a comprarla el día de lanzamiento, o días posteriores, mi memoria no da para más.
Cuando conecté la Dreamcast por primera vez al llegar a casa y poner el juego que había comprado junto a la consola, Soul Calibur, es cuando me di cuenta de lo que había comprado y lo que era Dreamcast. No me hacía falta una tele plana HD o de unas dimensiones considerables. Tan sólo mi pequeña TV de 14″ me bastaba para darme cuenta de que esa consola estaba a otro nivel.
Después vinieron muchos más juegos, Sonic Adventure, Shenmue, Crazy Taxi, Power Stone, Resident Evil Code Veronica, etc… Algunos me divirtieron sin más y otros me marcaron de por vida como Jugón. Puedo decir sin miedo a equivocarme que Dreamcast, junto a Super Nes, son las dos consolas que más he disfrutado (si no cuento las portátiles). No sé si porque una me pilló en mi momento máximo de horas dedicadas a una consola – SuperNes – u otra porque fue la primera consola que compré con mi propio dinero, con mi primer sueldo – Dreamcast – Pero sin duda las dos han dejado huella en mi, sin desmerecer a Game Boy, que fue la que me inició en todo esto.
Hoy en día parece que todo el mundo quiere comprobar que es una Dreamcast o compran una por el simple hecho de ser guay, gamer, o por tenerla en la estantería cogiendo polvo. Hacerse la foto con ella o con sus juegos recién adquiridos, como si hubieran ido de caza y enseñaran su presa, y me parece muy triste. Seguramente ni han jugado a ninguno de los juegos que muestran y se han hecho con la consola tan solo guiándose por lo que las masas dicen.
¿Dónde estaba toda esta gente cuando la consola aún estaba en el mercado? Muchos de ellos eran pipiolos por aquel entonces y no tenían oportunidad de hacerse con ella. Otros optaron por otros sistemas o por cambiar su PSX por PlayStation 2. Al final todos sabemos lo que terminó pasando y que ahora todo el mundo lamenta. Aunque no solo fue culpa de los consumidores, fue una vorágine de circunstancias las que llevaron al desastre. Pero quizás vendiendo mejor no hubiera perecido tan rápido.
Por un lado me entristece que Dreamcast no fuera valorada en su momento, mucho, y que al final quedara relegada a «Me compro la Dreamcast por que se puede jugar a juegos piratas sin instalar chip». Que hoy en día no tengamos una Dreamcast 2 o 3, o que estuviéramos esperando el lanzamiento de una Dreamcast 4.
Aunque la desaparición de la misma se debe en gran parte a la mala gestión que llevaba SEGA por aquel entonces y a los varios errores que cometieron con sus últimos sistemas. Pero no por ello es bonito soñar con lo que pudiera haber sido, si no todo hubiera ido tan mal, y si todos aquellos que hoy alaban a Dreamcast la hubieran valorado en su momento como merecía. Pero eso amigos es la historia de los videojuegos, para bien o para mal.